Incomprensión
Ese es el proceso comunicativo,
un emisor genera un mensaje, lo envía y el receptor lo descifra, lo que automáticamente establece una respuesta o reacción para que el receptor, ahora
emisor, desarrolle un mensaje y el anterior emisor, lo reciba.
En teoría es sencillo comunicarse
pero se dificulta en cuanto tomamos en cuenta variables culturales que evitan
que la comunicación sea eficaz. Por ejemplo, el eterno problema de creadores o
artistas con sus audiencias.
Recordar esas conferencias de
análisis de obras literarias, donde expertos describen tan compleja y
analíticamente textos de poetas y escritores, y al final cuando daban la
palabra al susodicho, el creador asombrado decía: “¿en serio dije todas esas
cosas?, sólo escribí la historia de un naufrago quien me la contó”.
En la cultura, el emisor sólo
produce 50% de la comunicación porque el resto depende del intérprete, si no
cuenta con los suficientes elementos culturales y simbólicos entonces no
entenderá el mensaje, le parecerá incoherente o ininteligible. Las reglas
existen para enmarcar un orden y evitar deformaciones.
Por ello, no es que seamos
pésimos para comunicarnos, más bien podría ser que no sabemos usar reglas
convencionales propias del contexto, y en ese caso, todos somos incomprensibles
en cierto punto porque cada pensamiento es único, es una formación intelectual,
social y cultural irrepetible.
A pesar de coincidir en ciertas
formas, el llegar a ese punto significa haber escalado una montaña desde distintos orígenes con un camino que puede ser igual de variable que la cantidad de
recorridos hechos, por lo tanto todo lo igual no es igual.
Somos incomprensibles porque
nuestra visión se reduce a lo que pensamos, creemos y nuestra historia social y
cultural nos hace jerarquizar, justificar y plantear problemáticas diarias en
ciertos modos.
Nuestro pensamiento se hunde en
aquella diatriba de los iusnaturalistas y la historia, donde conceptos y
categorías históricas se subjetivizan, al homologarlas con valores de una
época, lo que lleva a juicios de valor, más que comprender y explicar otrora,
se dedican a enjuiciar.
Observar alrededor es un recurso
necesario para saber y conocernos pero teniendo en cuenta que vivimos en
contextos diferentes y siendo, hasta cierto punto, pacientes porque no todos
harían lo que nosotros, ya que entendemos al mundo de forma diferente.
Así, también es importante
conocer otro tipo de personas con historias diversas para comprender mayores
códigos de comportamiento social y pautas culturales sin caer en la
clasificación o crear estereotipos discriminatorios. El rumbo hacia el
conocimiento de la naturaleza humana se encuentra en primera instancia en
entender el proceso comunicativo que es el de socialización.
Publicado en Just an Ambulance at the Bottom of a Cliff
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