El converso a politólogo
Siempre ha sido de mi
interés hacer una especie de Guía de Sobrevivencia, sí, así
es, me ha inspirado El Periquillo Sarniento de Fernández de
Lizardi, y El Lazarillo de Tormés de un tío jocoso que
escribió sobre su vida y que nadie sabe quién fue.
Obviamente, sin las
pretensiones morales-educativas con que ellos lo hicieron, lo que les
dio categoría de obras maestras, el amor fue el aliciente
promordial, yo sólo lo hago por el gusto de relatar, y si bien no me
falta el amor a la escritura sí probablemente el amor a quien
enseñarle.
Lo intenté por un tiempo
en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, quise
desarrollar una guía para que los estudiantes de nuevo ingreso o
distraídos tuvieran al alcance conocimiento que muchos han alcanzado
sufriendo... O para que no se escuche tan feo, experiencia escolar.
Lamentablemente el
proyecto no prosperó, apatía e indiferencia fue lo que encontré
para problemas comunes, son pocos los espacios y pocas las personas,
eso me llevo a desinteresarme.
Otro ha sido un proyecto
literario, no para lucrar, porque eso sería una grosería de mi
parte y de mis posibles editores hacia los lectores, sobre cómo
sobrevivir en la Ciudad de México, vagar sin armas mas que la
valentía y astucia deja lecciones interesantes.
El proyecto consistirá
en retratar una serie de historias peculiares y divertidas, se
llamará De la Calle al Blog, y de Vagabundo a Politólogo, si
bien lo de politólogo no va del todo es porque quiero disculparme
con el título de mi impertinencia para introducir datos “duros”
a simples relatos que debieran ser chuscos y terminan con mayores
aspiraciones, y otra función a la de entretener.
Mis impulsores e ídolos
en las letras, si bien no los clásicos sí, son los imprescindibles
de Iberoamerica como Allende, Roa, Onetti, Saramago, Cortázar,
Garro, Restrepo, Pérez Reverte, entre muchos otros.
Estos han hecho que uno
de mis pasatiempos sea el de escribir y leer, y aunque esto va en
contra de la formación de un escritor porque un escritor se hace “en
la guerra y no entre libros”, diría Edwards, es una actividad que
me apasiona y puede hacerme perder días repensando un libro o
detallando un artículo.
No pretendo escribir de
forma erudita o lúcida, escribiré desde mi propio contexto y
vivencia que es esa la riqueza de las letras universales: lo bello en
un momento y espacio dados, y la utilidad de la experiencia que puede
no retornar, sólo a través de la emisión del recuerdo.
Y ya que me han dado la
oportunidad de escribir lo que a mí se me de mi pinche propia y
particular gana, pues a darle.
Saludos.
Publicado en Just an Ambulance at the Bottom of a Cliff
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