Olvido e ignorancia
El ocioso observa, analiza, contempla y examina siempre a la expectativa de lo que harán personas comúnes, cavilando sobre sus quehaceres, actividades y ocupaciones diarias, eso lleva a que en lugar de escuchar un reproductor de música, leer un libro o conversar con un desconocido sea mejor opción mirar alrededor. Ver los asuntos de otros, aprender de la experiencia ajena, no es vouyerismo, es aprendizaje de calle, afina sentidos y percepciones, hace que crezcamos más, ya que experimentamos a través de otros. Mientras los distraídos siempre les pasa lo peor, no saben leer lo que se tornará, ni cómo actuar en cierta coyuntura. La modernidad hace que todo se mueva rápidamente, pierda nuestra capacidad de asombro, sistematice lo anormal, e inestabilice constantemente nuestra conciencia, lo que lleva a crisis constantes de existencia y personalidad. Eso mismo debería arrojarnos a preocuparnos por conocer lo que le pasa a los demás porque es lo que podría pasarnos, el qu...