Idea oaxaqueña introductoria
De pronto, un golpe de aire puro invade mis pulmones y es imposible platicar sin recibir varias bocanadas del aliento de la madre tierra. Los golpes en la cara por las ráfagas de viento son continuas y a veces bestiales como si la naturaleza se vengará un poco. Mis ojos son golpeados con tonos claros en verde por la maleza tan abundante, a lo lejos, tan tupida la zona está de árboles que parecería posible brincar y rebotar en suaves algodones verdes. La tierra es fértil porque es capaz de procrear árboles inmensos, café, caña y maíz. El zigzagueo resulta abrumador para los legos citadinos que acostumbrados a viajar con un poco más de seguridad. Las curvas por su sola apariencia pueden provocar desmayos para los sensibles al observar la cantidad de cruces cristianas para sepultura y es desconcertante el letrero en la parte trasera de la camioneta “que Dios me acompañe y si no regreso, estaré con él”. Pero finalmente hemos llegado a nuestro destino, simplemente bajamos le pagamos los res...